martes, 16 de marzo de 2010

Fundación Corazón Verde.

¿Arte primitivo o vendido?.

Por: Camila Camacho

Las calles bogotanas han sido invadidas por mariposas, caballos y árboles gigantes. Esculturas de una sola forma, con diferentes modificaciones han sido la nueva decoración de la capital colombiana. ¿De dónde provienen? ¿Cómo llegaron ahí? ¿Es una forma de arte colectivo o una posición grupal sobre un conflicto que busca ingresos? Este nuevo tipo de expresión artística ha sido un dilema, planteado por periodistas en varias críticas al respecto y artistas que han cuestionado esta posición. Entonces, ¿otra vez volvemos a la contradicción entre forma y contenido?

Todo empieza en Zurich, en 1998. Walter Knapp crea el proyecto que da inicio a este tipo de arte callejero a nivel mundial, creando una vaca de fibra de vidrio con múltiples clones los cuales son modificados por diferentes personajes del medio artístico para que finalmente sean expuestos en calles de más de 50 ciudades en todo el mundo. Esta campaña se originó con el nombre de Cow Parade, logrando expresiones artísticas callejeras, subastándolas y recolectando dinero para diferentes campañas que ayuda a alguna fundación social. Esta nueva forma de intervención se conoce como Modus Operandi, en latín “modo de operar”, entendiendo este nombre como una manera concreta de actuar para conseguir una meta determinada en un espacio determinado. Personas como Oprah y Paul Mac Carthy han contribuido con una vaca para la colección de las esculturas callejeras.

Más adelante, en el 2001, la fundación Corazón Verde de Colombia, decidió hacer una campaña similar a esta en las calles bogotanas. La fundación Corazón Verde es una entidad sin ánimo de lucro colombiana que se dedica a buscar maneras de mejorar las vidas de las viudas e hijos de los policías colombianos afectados en acción, ayudándolos con facilidades de acceso a educación, vivienda entre otras cosas primordiales.

“Opera en todo el territorio nacional y tiene cobertura hasta en los lugares más apartados y desprotegidos de Colombia. Genera sus recursos desarrollando proyectos innovadores y sostenibles, sin depender de donaciones o contrataciones con entidades privadas y gubernamentales. Cada proyecto busca ser repetible y auto sostenible y se realiza en torno a grandes eventos en el mundo del entretenimiento. Parte de una metodología en la que se incluyen los intereses de los participantes de manera tal, que la meta final se convierta en ganancia para todos. Desarrolla marcas propias que generan credibilidad, reconocimiento y éxito. Sus actividades aportan a la ciudad eventos no tradicionales de muy alto impacto, mejorando la calidad de vida de sus habitantes.”, dice en el link de “Quienes somos” en su página de Internet www.fundacioncorazonverde.org .

Las principales campañas que han organizado son las siguientes:

-Arborizarte: Árboles gigantes por todo Bogotá. Desde el 2001, más de 134 esculturas de árboles invadieron la capital.

-Animarte: Mariposas gigantes por toda la ciudad desde el año 2005. 139 artistas invitados modificaron esculturas de mariposas hechas en láminas de hierro.

-Equus arte: Caballos gigantes por toda la ciudad. Desde el 2007, caballos modificados por 80 artistas plásticos fueron expuestos como esculturas por todas las calles de la capital.

-Formarte: Figuras geométricas (un cubo), están siendo repartidas por toda la ciudad. En el 2009 se estrenó la nueva colección de esculturas de láminas de hierro intervenidas por esta vez 74 artistas plásticos.

Todos estos trabajos, fueron después subastados en una casa de subastas en Nueva York, llevando toda la plata recolectada (menos los gastos invertidos), a las campañas de ayuda de viudas e hijos de policías colombianos afectados en acción.

En el artículo “El arte de la instrumentalización. Eventos artísticos de propaganda” del periódico de arte Artería, el autor (Jaime Cerón), pone en cuestionamiento algo que también debería ser tomado en cuenta: “¿Acaso no existe un apoyo institucional, dentro de las fuerzas armadas, para cubrir necesidad, principalmente en un país que destina un porcentaje tan alto de su PIB para dichas fuerzas? ¿Qué pasa con las viudas y huérfanos que dejan las bajas de los demás actores del conflicto? ¿Cómo reaccionar ante las viudas y huérfanos de la altísima cifra de campesinos asesinados solo por vivir en las zonas de disputa? ¿Ninguna fundación promueve acciones humanitarias para esas otras víctimas secundarias? ¿Son menos legítimas que las víctimas secundarias de los sectores institucionales?”.

Podría encaminar este ensayo en una crítica al camino que están llevando los dueños de esta fundación que coincidencialmente, resultaron siento tíos políticos míos; pero esta crítica creo que tendría que tener una investigación mucho más profunda sobre el conflicto armado en el país y las medidas que ha tomado el gobierno para mejorar las condiciones de vida de la población colombiana, o de otra manera, estaría poniendo una posición totalmente empírica y sin fundamento, creando una triste percepción sobre algo poco explorado por mi. Camino erróneo.

Algo que si puede ser una opinión válida, puede ser mi opinión artística. El arte, a mi forma de ver, tiene que ser visto subjetivamente, tiene que ser visto desde los ojos de quien la ve y nada más. Pero ya que en el artículo de Jaime Cerón toman ese tema tan similar a mi punto de vista, también me basaré en algunos de sus comentarios para seguir con una crítica mucho más fundamentada sobre la manera como se está obligando al arte a tener un contenido forzado y subliminalmente con un bando establecido.

En este artículo, se nombra un artista, Fernando Uhia, quien al poner una opinión diferente a la esperada en estas esculturas urbanas, censuraron su trabajo de una manera no tan sutil como la fundación esperaba. Entonces, todos estos trabajos expuestos por toda la capital, ¿son sólo muestras de un mismo punto de vista sobre un tema? ¿Es que acaso el arte no es una forma de representar un punto de vista personal?

A mi manera de ver, hay dos formas específicas de entender estas esculturas: o como un trabajo colectivo que busca principalmente decorar la ciudad y ganar dinero con lo que dicen ser un movimiento cultural sin una intención demás aparte de una creación plástica; o por otro lado, una manada de artistas que en busca de encontrar reconocimiento nacional como creador plástico, están “vendiendo”, o mejor dicho, regalando, el contenido personal (político, social, económico, lo que sea) que pueden plasmar en sus trabajos.

En el artículo de artería, hablan de la posición que planteaban el estado y la iglesia antes de la modernidad, quienes buscaban en el arte sólo otra forma adicional de expresión sobre la ideología que estas instituciones quieren plantear en los observadores, siendo exactamente igual a la primera forma de entender estas esculturas ahora vistas en las calles bogotanas. Sabiendo que estamos en el siglo XXI y que ya se han vivido innumerables revoluciones sobre las formas visuales de expresar una idea propia en el arte, esta posición meramente institucional decepciona a cualquiera que dedica unos cuantos minutos a analizar esta forma de expresión artística.

Por otra lado, el artículo también nombra que durante el siglo XX, los artistas empezaron a demostrar sus propias posiciones ideológicas implantadas autónomamente en sus trabajos plásticos y los temas que se quieren dar a entender en sus creaciones, siendo similar a la segunda posición de entendimiento sobre las esculturas puestas en la ciudad. Tristemente, los artistas colombianos necesitan ser reconocidos de alguna manera y poniendo algún trabajo suyo en las calles y en las casas de subastas de Nueva York, puede ser uno de los mejores medios, siendo comercializado como un artista que ayuda a una fundación de personas que reciben ayuda con ingresos ganados con sus trabajos plásticos.

Pero entonces aquí es donde viene mi dilema: ¿Para ser un buen artista, hay que ignorar mi posición ideológica por un tiempo, para poder llegar a un ambiente de reconocimiento y así si poder tener la libertad de escoger los temas a tratar en mis trabajos visuales?

El artículo también habla de los debates que se han generado en los artistas actuales, que se cuestionan sobre si es correcto o no mezclar el arte con las posiciones propias expresadas por medio de símbolos visuales de todo tipo en los trabajos artísticos. Entonces, en el medio actual donde vivimos, ¿todo arte va a ser usado como medio de expresión para una posición gubernamental o institucional? Y nosotros como artistas, ¿lo vamos a permitir con el fin de conseguir reconocimiento en el medio que nos rodea? Un ejemplo dado en el artículo es el expresionismo abstracto, que fue usado por la CIA como patrocinio de su posición institucional durante todo el conflicto de la guerra fría en 1959.

La forma más práctica de responder esta pregunta es sabiendo las posiciones de cómo los artistas que han modificado estas esculturas de la fundación Corazón Verde -que han sido mas de 500 en total- tienen frente a este conflicto entre forma y contenido. En el artículo dice claramente: ¿Qué tipo de postura asumen los artistas que participan en sus eventos frente a la instrumentalización? Considerando el conflicto armado que le sirve de telón de fondo, podría aseverarse a través de estos eventos que el arte está siento insertado dentro de la guerra, pero por la puerta de atrás y desde la más entera indiferencia. Con su participación, los artistas asumen pasivamente el punto de vista ideológico de la Fundación, lo que los sitúa en uno de los bandos del conflicto.

Entre estos 500 artistas, ¿Es realmente posible que todos tengan la misma posición ideológica frente a el camino que busca esta Fundación? Lo que planeta anteriormente el artículo, considero que es un poco exagerado, ya que puede que muchos artistas lo hagan con la mera intención primitiva de ayudar a la institución a expresar su idea principal, pero por otro lado, puede que varios artistas si hayan dejando de lado su posición ideológica y busquen como principal intención, ganar reconocimiento en el medio artístico con ayuda de una fundación gubernamental y como buen creador de producciones visuales.

¿Para ser un buen artista entonces, hay que ignorar mi posición ideológica por un tiempo, para poder llegar a un ambiente de reconocimiento y así si poder tener la libertad de escoger los temas a tratar en mis trabajos? El arte tiene que ser mucho más que un sistema primitivo, de expresión institucionalizada y de forma de vender imagen de artista, que en todo caso, será artista desinteresado en el contenido que plasma en sus creaciones.

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